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* Literatura infantil y juvenil

lunes, 24 de diciembre de 2012

Una historia minúscula de Navidad

La Clara y la Oscura

Las dos viven en mi barrio y deben tener igual edad. La Clara es cocinera y puso un almacén de comidas en su garaje. En un pizarrón con pie, escribe el menú del día pero suele errarle a las "bé" largas, a las "vé" cortas y más de un lunes te tenés que comer una merluza con "ese". Cuando es sábado, escribe con tiza de color, dibuja nubes o hasta un trazo verde que podría ser radicheta o rúcula... Me parece que se llama Marta y me parece que los domingos, hay variedad de postres.
La Oscura tiene un negocio más allá, en la otra cuadra, como una mercería con anexo de costura y tejidos por encargue. No hay pizarrón ni carteles, sólo una ventana chiquitita a modo de vidriera y un papel escrito a mano que dice " Estoy " -de un lado- " No estoy" , del otro. 
Si vas por el pastel de papas, los martes, la Clara te sonríe, cuenta cosas del barrio, de los sobrinos, del perro de Julia, del gobierno, de la comisión vecinal...Te agrega un ramito de hierbas frescas en el paquete - " sin cargo"- un pan mignón, una servilleta y ofrece bebida fresca, queso rallado o aderezos caseros.
La Oscura no, se mete para adentro, vayas o no vayas el martes u otro día cuando " Estoy" , te vende la bobina de hilo o el elástico y ya. Envuelve, cobra, nada más. 
No se como se llama de verdad ni que hace los domingos.
Las dos están solitas mi alma y - con distinta luminosidad- pelean.
A mi me gustaría que se mezclen, como el café y la leche; como la enagua y la falda ... y pasen juntas una linda Navidad.



Adriana Lis Maggio




lunes, 17 de diciembre de 2012

Ventana con gato y feliz navidad


La ventana con gato, hoy tiene cortinas. Cada día paso caminando y miro el hueco para inventar historias. El gato huyó, la tela ondea y el rumor de los chicos que se bañan en el fuentón de lata, se mezcla con los girasolitos del piqué. ¿Serán de piqué? Un par de ganchos zafados me permiten más datos para la historia: el gato, los niños, la madre que trabaja desde tan temprano, nunca el padre, dos sillas de caño plateado y un plato de color verde. Por hoy es suficiente, hasta mañana.
Mañana (ayer, pues todavía me queda un día de camino, de mirar, de la historia) la ventana es sin gato y sin cortinas. Un pleno de murmullos y olores salen a la vereda. Veo hasta el fondo la cama de dos plazas a puro cotín de colchón con resortes, sin sábanas pero con una manta revuelta y voy contando pies… Seis pares de plantas arrugadas y una cola de perro. Escucho pava hirviendo y aún la bicicleta, por lo que asumo que madre todavía no se fue. Una casa cuadrada con yuyo en el revoque y campanillas rosas, de abertura tenue y frescas. La madre fuma, es joven y seguro que el póster de Rodrigo lo puso ella. Los niños deben ser como cuatro. O cinco. O cuatro y un bebé y sigue siendo cinco. O seis. Hay radio, tevé y ventilador. Ya estoy casi por la esquina, se acaba, hasta mañana.
Hoy. Hoy la ventana tiene todo, los girasolitos titilan. El gato se ilumina de distintos colores y pareciera que la familia duerme. Es feriado, armaron arbolito porque mañana quienesquieraque sean y el mundo. Y el gato. Y yo, celebraremos navidad.

¡Felicidades!