Rosa fue Rosita a los seis. Con una mamá gringa que llegó del Piamonte con siete hijos y un batón negro que usó por muchos años. Se instalaron en Bertedero, un pueblito pampeano del norte. Se instalaron en una casa con aljibe y patio grande para criar gallinas.
Se instalaron.
Rosa se hizo Rosalinda a los 14 y tuvo el primer hijo. Un varón mestizo que siempre tenía mocos y dolores. Según cuentan los vecinos bertedoreños, el padre pudo haber sido Gómez, el albañil que trabajaba en la casa de los Liroill Acuña o el mismo Liroill Acuña. Por el color de ojos, me da esa duda...(dixit Juana ).
Rosa devino Rosaura y se casó con Juan después de dos hijas mujeres que, según bertedoreños, pudieran ser de Liroill Acuña o del cuñado solterón que pasó un verano en el pueblo.
Rosaura anda, anduvo y fue, hasta casi los 98 de hoy en que es Roseta. Una abuela pinchuda y fuerte que rezonga por todo. Roseta Ita Linda Aura... pidió para los 99, una polvera con cisne y un lapiz labial.